Nació dentro de un ambiente familiar con gran sensibilidad hacia el mundo de las artes y de las letras; cuando era pequeño, Huete participaba junto a su padre en tertulias con Vicente Risco y X. Suárez. Por ello, no es extraño el apoyo incondicional que le brindaron en sus primeras experiencias artísticas, que se acercaban al costumbrismo realista de tendencia expresionista, temática que caracterizaba a la Galicia de entonces. Esta concepción pictórica cambió radicalmente a raíz de sus estudios en Barcelona, primero en la Escuela Massana y posteriormente en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Jordi, donde conoció a fondo las corrientes del informalismo catalán –Tàpies, Guinovart, etc.– con el que empieza a sentirse identificado, al contrario de lo que declaró años después: «Cuando llegué a Barcelona en el año sesenta y cinco, encontré allí una práctica artística extremadamente dinámica, y lo que hice ante tal choque fue adoptar una postura desconfiada que me llevó a pensar al principio: ¡lo que pasa es que estos tíos no saben pintar como nosotros!».
Viajó por Europa entre 1968-1972 y fue en Londres donde conoció y se entusiasmó con el movimiento pop-art, especialmente con David Hockney, que decidió trasladarlo a sus pinturas. Siguió su formación en la Escuela Superior de Bellas Artes de Berlín (HFBK); continuó con sus investigaciones pictóricas y participó en el ambiente social y político surgido a raíz de lo sucedido en mayo de 1968. En el año 1969 se instaló en la abstracción, que caracteriza toda su obra posterior, convirtiéndose en uno de los pioneros abstractos en Galicia. Se interesó por el realismo abstracto con el ánimo de trascender a la pintura transmitiéndole las ideologías humanas.
Junto con Patiño, Lamas y Monroy realizó un viaje a Nueva York que fue muy importante, no solo para Huete, sino también para toda la plástica gallega, ya que se plantearon las bases para el nacimiento de uno de los movimientos artísticos más significativos de la Galicia contemporánea, Atlántica. Entre 1981 y 1982 residió en Nueva York, y fue allí donde su pintura tomó los aspectos cromáticos y espaciales que la caracterizan. De vuelta a Galicia, fijó su residencia en Domaio (Pontevedra), y trabaja una abstracción fundamentada en el cromatismo y en la armonización de la estructura de los elementos que conforman la obra. En la actualidad, es profesor de pintura en la Facultad de Bellas Artes de Pontevedra.